Por Alba Carosio|La guerra no tiene rostro de mujer (Opinión)

Para mi aporte de esta semana utilizo el título del libro de Svetlana Alexiévich, premio Nobel de Literatura de 2015. Es un libro imborrable, que relata las experiencias de mas de un millón de mujeres rusas que pelearon en el Ejercito Rojo en la II Guerra Mundial. ¿Qué pasó con estas mujeres? ¿Por qué la historia no las registró?

Sus historias no le importaron a nadie, es mas muchas de ellas al regresar fueron criticadas, fueron consideradas como “fulanas” del frente por la convivencia estrecha que tuvieron con los soldados en la trincheras. Al terminar la guerra el prejuicio pudo mas que el heroísmo de las combatientes, unas cuantas de ellas murieron solas y la gran mayoría no quería recordar la guerra.

Dicen textualmente “Nosotras, las muchachas del frente pasamos muchas penas. También después de la guerra. Terminada una, nos tocó otra guerra. Igual de terrible. Los hombres nos dejaron la espalda al descubierto. En el frente era diferente”, “…Cuando la guerra acabó, ellas quedaron muy mal paradas. … Consideran que solo fueron a la guerra para buscarse un novio, se enredaban con cualquiera.

El libro recoge las experiencias femeninas en la acción de guerra: “…He visto mas muertos que árboles… ¡Qué terrible! ¡Qué miedo pasas en un combate cuerpo a cuerpo: un hombre enfrentándose a otro con la bayoneta…”. “…Nos lanzamos al ataque, el enemigo nos recibió con el fuego de las ametralladoras. El batallón desapareció. Todos habían caído. No nos mataron a todos, había muchos heridos. Los alemanes continuaron disparando, no dieron el alto al fuego. Inesperadamente, desde la trinchera saltó una chica, luego otra, luego una tercera…Se pusieron a vendar los heridos y a sacarlos fuera. A las 10 de la noche, todas las chicas estaban heridas de gravedad, pero cada una de ella había salvado por lo menos a dos otres soldados.”

En estas experiencias está la muerte, el dolor, el frío, la oscuridad, y también la búsqueda de la salvación, la justicia, la solidaridad, y sobre todo comprensión humana.

“…La gente no quería morir…Nosotras respondimos a cada gemido y a cada grito. Una vez un herido, al sentir que se moría, me agarró así por el hombre, me abrazó y no me soltaba. El creía que si alguien estaba a su lado, si la enfermera estaba con él, la vida no se le iría. “… Mientras te podrían oír, hasta el útimo momento yo les decía que no, que de ningún modo, que no se iban a morir. Los besaba y abrazaba.”

No solo la guerra tiene rostro de mujer, la pobreza, la maldad, la corrupción, el ventajismo ,la viveza etc. Pero a quien importa si el fin y objetivo es otro,