Las autoridades hondureñas investigan la muerte de al menos siete niños que podrían haber sido ejecutados después de negarse a integrarse en una pandilla en la ciudad de San Pedro Sula.
El último caso, el jueves, la policía encontró el cuerpo sin vida de un niño de siete años con signos de haber sido torturado antes de que lo mataran.
Su hermano de 13 años había sido hallado muerto sólo días antes. El fiscal general de Honduras, Oscar Chinchilla, está en la ciudad supervisando la investigación.
Honduras es considerado por Naciones Unidas el país con la mayor tasa de homicidios del mundo.