Mientras en el Vaticano se desarrolló la primera jornada del cónclave que terminó con humo negro; es decir, sin designar a un nuevo Papa, un grupo de mujeres se manifestó contra la exclusión que sufren por parte de la curia católica.
Valiéndose de bengalas de humo rosa, las mujeres protestaron contra el proceso de elección de sumo pontífice, imitando la aparición de humo de la Capilla Sixtina -blanco para un nuevo Papa y negro si hay un resultado negativo- y también se vistieron de rosa y llevaron insignias que decían “sacerdocio femenino”.
Las activistas en favor de la ordenación de mujeres como sacerdotes llamaron a la no exclusión de las féminas indicando que Jesucristo jamás las marginó en su prédica.
“El actual club de ‘viejos chicos’ ha dejado a nuestra Iglesia tambaleándose por los escándalos de abusos, el sexismo y la opresión. La gente de la Iglesia está desesperada por un líder que abra el diálogo y abrace los regalos de la sabiduría femenina en cada nivel del gobierno eclesiástico”, dijo la directora de la Conferencia por el Sacerdocio Femenino, Erin Saiz Hanna, una de las participantes en esta actividad.
A diferencia de otras iglesias, el cristianismo católico romano no contempla la ordenación sacerdotal de las mujeres.