Aunque tiene algunas consecuencias|Increíble: comerse las uñas también tiene beneficios

Comerse las uñas es un hábito adquirido que responde a situaciones de estrés, angustia o ansiedad. Es normal que lo padezcamos los adultos, pero los niños y niñas no están libres de sufrirlo. Ahora bien, ¿éste hábito tendrá algún beneficio para la salud? Vamos a averiguarlo…

Un arranque de nervios

Comerse las uñas, morderse las cutículas o hasta llegar a morderse los dedos, son manifestaciones de un mismo reflejo emocional: exteriorizar una situación de estrés. Comerse las uñas no es el único hábito que desarrollamos para liberar parte de ese estrés, algunos fuman, otros comen, otros sienten la necesidad de ir de compras, otros rompen cosas.

Son diversas e ingeniosas algunas estrategias que las personas han desarrollado para abandonar esta costumbre, pero normalmente no funcionan. La onicofagia no es sólo una mala costumbre, es una manifestación emocional, que tiene sus orígenes en lo más íntimo de cada uno.

Lo cierto es que este hábito tiene algunas consecuencias negativas. Comerse las uñas puede llegar a ser peligroso. Algunas personas llegan a lastimarse gravemente, lo cual puede conducir a infecciones, e incluso algunas personas pueden llegar a perder totalmente la uña. También genera desgaste del esmalte natural de los dientes y posibles lesiones en el sistema digestivo.

Lo estético tampoco es menor, comerse las uñas altera su forma natural y las debilita, lo cual tiene un efecto relativamente permanente. Aún si lo abandonamos, es muy difícil luego de años de hábito, que las uñas retomen su forma original.

No todo es tan malo como parece…

Un estudio realizado en la Universidad del País Vasco, España, descubrió que comerse las uñas también tiene beneficios y no es tan malo como parece. Los resultados han sugerido que algunos hábitos orales repetitivos, como morderse las uñas o masticar chicle, producen dopamina, una sustancia beneficiosa para el cerebro.

La dopamina está vinculada a la regulación de situaciones de estrés y angustia, por lo tanto comerse las uñas estaría cumpliendo exitosamente el rol de calmar esas situaciones, y quizá nos estaría ahorrando algún dinero en terapia…

Está bien, comerse las uñas puede no ser tan malo, pero ¿vale la pena? ¿No hay hábitos menos costosos para regular la ansiedad? ¿Cómo haces tú para calmar la tuya?

Fuente/Ojo científico
Foto/ Archivo

Más sano es, por ejemplo, masticar chicle sin azúcar