En contraste con la metodología tradicional, que utiliza suero de caballos, un nuevo proyecto propicia la producción de nuevos antivenenos con el uso de anticuerpos obtenidos a partir de las yemas de los huevos de gallinas inmunizadas.
La iniciativa es desarrollada por la Fundación Instituto de Estudios Avanzados con financiamiento de la Misión Ciencia, y cuenta con el apoyo de otras instituciones como la Universidad de Oriente, la Universidad Central de Venezuela y Quimbiotec, empresa del Estado venezolano, sin fines de lucro, que pertenece al Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas. También participa una cooperativa de nombre Bioreptilia, que se encarga de mantener y capturar serpientes y escorpiones para las investigaciones.
El objeto del proyecto es “producir unas 50 mil dosis adicionales de antivenenos, en dos años, para duplicar la producción actual, de manera más industrializada”, explicó Prudencio Chacón, presidente de la Fundación IDEA.
La tecnología usada es menos invasiva, y tiene la ventaja de un menor costo. Es de mayor rendimiento, e igualmente satisface las necesidades del pueblo venezolano.
NOVEDADES CIENTÍFICAS
El proyecto también busca que el nuevo antiveneno responda con más eficiencia a cualquier tipo de mordedura de serpiente, sin importar la parte del país donde ésta habite. Cabe recordar que, dependiendo de la zona, el comportamiento de los venenos pueden variar, aunque se trate de una misma especie. Por ello, uno de los procesos ya avanzados fue la definición de caracteres de los venenos.
En Venezuela, los sueros antiofídicos son producidos por la Facultad de Farmacia de la UCV de manera artesanal. Los hacen mediante la inoculación de caballos, con inyecciones de veneno en dosis cada vez mayores, para que produzcan los anticuerpos que finalmente servirán para la elaboración del medicamento.
“La posibilidad de obtener anticuerpos a partir de yemas de huevos de gallinas inmunizadas reduce el sufrimiento animal y facilita la producción de antivenenos, porque se recurre a un animal más pequeño, que se mantiene con mayor comodidad y abarata costos; esto, a diferencia del uso de los equinos, animales que requieren espacio amplios, mayores cuidados y no se libran del proceso de extracción”, explica Chacón.
El anticuerpo de la gallina es diferente del de caballo. Según los expertos, se trata de una proteína mucho más grande y -por ello- existe la obligación de hacer una serie de investigaciones adicionales, que puedan ratificar su empleo en humanos.
Los avances de este proyecto han sido significativos. Recientemente, “Venezuela recibió la visita de representantes de un instituto gigantesco de Irán, que produce antivenenos, y quedaron sorprendidos con los logros alcanzados”, precisó.
Pocos países trabajan con este tipo de investigaciones. Uno de ellos es Vietnam, y al igual que Venezuela, sigue con los avances tecnológicos.
Los resultados del estudio también aportan datos para la utilización de los anticuerpos de la gallina en la medicina veterinaria. Animales como vacas, toros y otros usualmente son envenenados por serpientes, lo que produce grandes pérdidas económicas.
SUERO MULTIUSOS
Con esta tecnología, también se están preparando antivenenos para picaduras de alacranes, puesto que hay personas, y sobre todo niñas y niños, que son muy sensibles a la ponzoña de este animal.
Normalmente es muy difícil conseguir antídotos porque cuesta mucho ordeñar los escorpiones para sacar su veneno, y son difíciles de mantener en cautiverio. Sólo Bioreptilia y la Universidad de Oriente se encargan de ellos.
Para las mordidas de culebras existen tres tipos de antivenenos que, de igual modo, se quiere obtener para auxiliar personas. Uno de ellos es para serpientes que transfieren venenos hemolíticos, que son los que descomponen la sangre, como sucede con las cascabeles. Otro antiveneno es para combatir la ponzoña neurotóxica, como la de la serpiente coral, que paraliza los músculos y afecta la respiración.
El tercer tipo combina los dos anteriores y requiere un antídoto polivalente. En la mayoría de los casos éste es el que se usa, porque los individuos pocas veces saben qué tipo de serpiente los mordió.