El cardenal, Jorge Urosa Savino, luego de emitir juicios políticos al aseverar que Venezuela se perfila como un país comunista que emula el paradigma de la extinta Unión Soviética, emitió este miércoles, desde Roma, Italia; un comunicado para defenderse de las críticas pronunciadas por el Jefe de Estado de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez.
En la misiva, Urosa Savino reitera lo dicho el domingo en un periódico de circulación nacional, con ánimos de “iluminar la conciencias del pueblo de Dios”, de acuerdo a las opiniones emitidas por monseñor Jesús González de Zárate, Secretario General de la Conferencia Episcopal, (CEV), este martes, en defensa del Cardenal.
“El Presidente y su gobierno quieren llevar al País por el camino del socialismo marxista, que copa todos los espacios, es totalitario y conduce a una dictadura (…) se pretende implantar en Venezuela un régimen marxista, como abiertamente lo ha proclamado en repetidas ocasiones el Presidente”, ratificó Urosa.
“Tal conducta es inconstitucional e ilegal, pero sobre todo, atenta contra los derechos humanos, civiles y políticos de los venezolanos”, señaló el Cardenal al abogar por los derechos humanos de algunos venezolanos y olvida los de los niños y niñas que han sido abusados sexualmente por los representantes de la iglesia católica, hechos denunciados en el mundo y ante los cuales la CEV no ha tenido un pronunciamiento firme.
En cuanto a las medidas aplicadas por el gobierno para garantizar la soberanía y seguridad alimentaria al pueblo venezolano, Urosa Savino las calificó de “progresivo acaparamiento la importación, distribución y comercialización de alimentos”.
Agregó que esas decisiones tomadas por el Estado venezolano en el ámbito alimentario, tienen por objetivo “desmontar el aparato productivo nacional para que todos dependamos del gobierno hasta para comer”. En su aseveración pasó por alto los hechos de contrabando, acaparamiento y especulación de productos de primera necesidad que se han detectado y desarticulado por las autoridades competentes como Indepabis, Seniat, Mpprij, entre otros organismo del Estado.
La CEV no ha informado hasta hoy sobre alguna medida impulsada desde su seno para solucionar el problema del hambre en Venezuela y mucho menos en el mundo, que esté inspirada en los principios cristianos, salvo las ideas expuestas en la década de los setenta por la “Teología de la Liberación”, por cierto, de tendencia izquierdista que se basa en postulados marxistas.
Asimismo, explicó que “el nombramiento de todos los obispos de Venezuela y del mundo está en manos de la Iglesia, y concretamente, en manos del Santo Padre, luego de serias consultas a la comunidad eclesial”, a lo que añadió: “ Gracias a Dios no está en manos de los políticos”. Agregaríamos desde aquí que lamentablemente tampoco esa elección está en manos de los feligreses, hecho que desdice del carácter democrático de esa institución.
El cardenal asegura que el gobierno del Presidente Chávez está más preocupado por instaurar el sistema socialista marxista, que por realizar «sus tareas constitucionales primarias: proteger la seguridad del pueblo golpeado especialmente en los sectores más pobres por la violencia y la delincuencia; promover una mejor asistencia en el campo de la salud, construir y mantener la infraestructura de carreteras y medios de transporte, etc».
Sin embargo, es bajo el gobierno de Hugo Chávez, donde se le ha brindado más atención a los pobres en materia de educación, salud y asistencia social, a tal punto que el mismo presidente de la Asamblea General de La ONU, Alí Abdessalam Treki, elogió el sistema de gobierno venezolano y reiteró que Venezuela mucho ya cumplió sobradamente las metas del milenio, un dato importante que el mismo intercolutor de la iglesia olvido mencionar.
Es de resaltar que con la llegada de la Revolución Bolivariana, en Venezuela se han construido innumerables obras arquitectónicas en beneficio del pueblo: hospitales, universidades, carreteras, sistema de transporte público, escuelas, entre otros; son algunas de las obras que junto a las misiones sociales impulsadas por el Ejecutivo, brindan una mayor atención a los desposeídos, misiones que jamás ha impulsado la iglesia católica, ni siquiera desde el propio Estado de El Vaticano.
A continuación el comunicado:
1-En Roma, donde me encuentro en cumplimiento de mis funciones como Cardenal para asistir a una reunión convocada hace varios meses, tuve conocimiento de los ataques del Presidente Chávez contra el episcopado venezolano y mi persona el 5 de Julio.
2-Lo primero que debo decir es que el Presidente no tiene licencia para insultar, difamar ni injuriar a ningún venezolano. En varias ocasiones me ha agredido verbalmente, exponiéndome injustamente al escarnio público. Rechazo totalmente dichas agresiones, que desdicen de quien las realiza.
3-Hoy respondo a los ataques proferidos contra los Obispos de Venezuela y contra mí, porque más que rechazar ofensas se trata de denunciar el peligro que se cierne sobre nuestra querida Patria. Sin presiones de ningún sector, y sin que nadie me mande a decir nada, sino obedeciendo sólo a la voz de mi conciencia como venezolano y como Arzobispo de Caracas ante la realidad que estamos viviendo, he emitido algunas declaraciones recogidas en algunos medios de comunicación social. Lamentablemente el Presidente, en lugar de reflexionar y ponderar los argumentos expuestos, y rectificar su línea de conducta, se limita a descalificar y ofender.
4-Pasando por encima de la Constitución Nacional, el Presidente y su gobierno quieren llevar al País por el camino del socialismo marxista, que copa todos los espacios, es totalitario, y conduce a una dictadura, ni siquiera del proletariado, sino de la cúpula que gobierna. Contrariando la voluntad popular, que el 2 de diciembre de 2007 rechazó la propuesta de reforma estatizante y socialista de la Constitución nacional, a través de leyes inconstitucionales se pretende implantar en Venezuela un régimen marxista, como abiertamente lo ha proclamado en repetidas ocasiones el Presidente. Tal conducta es inconstitucional e ilegal, pero sobre todo, atenta contra los derechos humanos, civiles y políticos de los venezolanos. El fracaso del socialismo marxista en otros países es más que evidente.
5-Por otro lado, la pretensión de copar todas las actividades productivas a través, por ejemplo, del progresivo acaparamiento de la importación, distribución y comercialización de alimentos, va en la línea de desmontar el aparato productivo nacional para que todos dependamos del gobierno hasta para comer. Eso ¿a quién beneficia? No a productores, campesinos y obreros venezolanos, sino de otros países, y, junto con el progresivo endeudamiento del país, conduce a la ruina de nuestra economía así como a una dependencia foránea, totalmente contraria a la necesaria soberanía alimentaria.
6-Preocupado por instaurar el sistema socialista marxista, el gobierno descuida sus tareas constitucionales primarias: proteger la seguridad del pueblo golpeado especialmente en los sectores más pobres por la violencia y la delincuencia; promover una mejor asistencia en el campo de la salud, construir y mantener la infraestructura de carreteras y medios de transporte, etc.
7-Por otra parte, y tocando otro tema aludido por el Presidente, el nombramiento de todos los obispos de Venezuela y del mundo está en manos de la Iglesia, y concretamente, en manos del Santo Padre, luego de serias consultas a la comunidad eclesial. Gracias a Dios no está en manos de los políticos. Así fue mi nombramiento como Arzobispo de Caracas, y luego, como Cardenal de la Santa Iglesia Romana. Además, los Obispos venezolanos estamos sólidamente unidos en la tarea de servir al pueblo como testigos y embajadores de Jesucristo, y pastores del pueblo de Dios en Venezuela.
8-Los Obispos, al igual que todos los cristianos, somos constructores de la paz. Por ello, sin pretender asumir cuotas de poder ni convertirnos en operadores políticos, reivindicamos nuestro derecho a pronunciarnos sobre todo lo que tenga que ver con la vida y el futuro del pueblo venezolano. Queremos el bien, la convivencia y el progreso de Venezuela, con oportunidades para todos, sin exclusiones ni injusticias e intolerancia, con anhelos de unidad, bienestar, progreso y paz. Para eso trabajamos desde el punto de vista social, y por ello mantenemos una mano tendida para el diálogo y el encuentro.
9-Para finalizar, agradezco al episcopado venezolano, al Consejo Presbiteral de la Arquidiócesis de Caracas, y a todas las personas y sectores que en este momento difícil me han manifestado su solidaridad. Y animo a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a trabajar sin descanso y sin miedo, en el marco de la Constitución Nacional, porque en Venezuela reinen la fraternidad y la solidaridad, la libertad, la justicia y la paz.