El Estado debe garantizarles las oportunidades para cambiar su vida|Los jóvenes entre 14 y 28 años son los más afectados por la violencia

El padre Numa Molina, rector de la iglesia de San Francisco de Caracas y miembro de la Comisión Presidencial por la Paz y la Vida, recordó que al día siguiente de constituirse el Movimiento por la Vida y la Paz, en abril de este año, varias personas se acercaron a la casa parroquial para colaborar y entregar las armas.

Comentó que en la población existía la necesidad de promover la paz y el anuncio del presidente Maduro de crear este equipo de trabajo motivó a los venezolanos a sumarse a la iniciativa.

Según el padre, la lucha por la paz y la vida “significa enfrentarse a una población vulnerada y vulnerable”.

Refirió que el segmento de la sociedad venezolana afectado por la violencia está compuesto por jóvenes, con edades comprendidas entre los 14 y los 28 años, que viven en los sectores populares: “Eso no quiere decir que no haya violencia en los sectores medios y en la clase alta. Claro que la hay. Que la disimulan es otra cosa”.

Manifestó que el desarme debe tratarse con prudencia, porque hay que verificar primero si el armamento, o la persona que lo entrega, están implicados en delitos: “La comisión por la paz y la vida está reñida con todo lo que sea impunidad”.

Por tal razón, recomienda a los sacerdotes comunicarse con los viceministros José Vicente Rangel Ávalos, o María Wandolay Martínez, cuando una persona acuda a la iglesia con la intención de entregar un arma.

Comentó que luego de producirse el desarme se deben evaluar las necesidades de la persona y abordar el problema de una manera integral: “No basta que el muchacho entregue el arma; hay que ver qué necesidades tiene ese sujeto”.

Apuntó que el Estado debe garantizar los medios para que el individuo pueda cambiar de estilo de vida. Molina refirió que hay jóvenes que están dispuestos a desarmarse, pero manifiestan que continuarán traficando con droga para sobrevivir: “No saben ganarse de otro modo, nadie le ha enseñado, hay que ayudarlo”.

El padre apoyó el anuncio del presidente Maduro en cuanto a incorporar a la misión Saber y Trabajo, y al Inces, en la lucha contra la violencia para ofrecer una atención integral. Pero propuso que se agregue la Gran Misión Vivienda Venezuela: “El muchacho que nació y creció en el barrio tiene ahí su problema, lo que llaman las culebras, y una vez que él entregue el arma, ya no tiene como defenderse. A ese sujeto no se le puede dejar allí porque va a ser carne de cañón. A ese joven hay que sacarlo del ambiente, hay que conseguirle una vivienda”.

Subrayó que a los muchachos “hay que rescatarlos integralmente”.

ACERCAMIENTO

Según el padre, hasta el mes de junio, cuando el ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, se reunió con la Conferencia Episcopal en el mes de junio, el Movimiento por la Paz y la Vida “era algo que apenas los sacerdotes habían oído hablar de eso, pero ni se habían involucrado ni habían tomado interés por el tema”.

Pero el encuentro fomentó el acercamiento entre el clero y el Gobierno, así como las reuniones sostenidas en el Palacio de Miraflores.

Relató que los sacerdotes han presentado proyectos que han puesto en marcha en sus parroquias y han puesto a la orden canchas deportivas situadas en los colegios, y salones de las casas parroquiales para la organización de actividades culturales: “Ha habido una buena respuesta y yo espero que eso continúe”.

ACOMPAÑAMIENTO

En cuanto al canje de armas por lanchas, como ocurrió el pasado martes cuando en la población de Chuspa del estado Vargas 12 jóvenes recibieron un bote, Molina expresó que esta política podría ser efectiva, pero si hay un proceso de acompañamiento: “Si no hay seguimiento, perdemos el tiempo. Es efectiva, además, si va acompañada de la enseñanza de valores. Esa persona que recibe hay que enseñarla a ser hermano, hay que enseñarla a amar a su familia y a su barrio, y entender que esa lancha es una herramienta para ahora servir”.

Recalcó que “la vida hay que saberla gerenciar porque la vida es un proyecto”.

Subrayó que es muy peligroso “que comencemos con las dádivas a la gente, y que después eso no lo valoren porque no les ha costado nada, porque nadie les ha dicho para qué sirven ni cómo gerenciar esa vida de ahora en adelante”.

Planteó que los individuos deben comprometerse y dejarse acompañar: “Si tengo a alguien con peso ético y moral que me acompañe, entonces me va orientando por dónde debo ir, qué debo hacer ahora, cómo debo planificar mi vida. Porque esta gente traía un ritmo de vida y debe comenzar una nueva vida”.

Dijo que estas personas deben recibir tratamiento psicológico: “Hay una herida que queda de esa vida que vivió, y hay que ayudar a ese sujeto a sanar”.

T/ Janet Queffelec Padrón
F/ Miguel Romero

CLARO ES LOGICO EN ESTA SOCIEDAD DE HOY EN DIA FALTA DE VALORES A NIVEL FAMILIAR ADEMAS SUMALE EL INTERNET QUE ES UNA FUENTE INAGOTABLE DE BASURA PARA ESOS JOVENES QUE NO SABEN DISTINGUIR ENTRE LO BUENO Y LO MALO EN LA RED.