A finales de 2015 se entregaron millares de tablets a estudiantes universitarios. En Anzoátegui, los supuestos beneficiarios trancaron calles, avenidas y quemaron cauchos por un pequeño retraso.
Por la tarde, vendían el producto por las redes (eso fue público y comunicacional).
Con los taxis de la Misión Transporte ocurrió algo parecido y ya casi no se ven los distintivos que los identifican.
Lección: cuando las buenas acciones se te revierten, debe haber algo malo en su ejecución.