Los tripulantes de un barco que surcaba las aguas del Mar Blanco, en el océano polar Ártico, se llevaron la sorpresa de su vida cuando la llamada de socorro que lanzaron por radio fue respondida por un gigantesco submarino nuclear, que rescató a los marineros e incluso remolcó la nave accidentada, convirtiéndose en algo así como la grúa más sofisticada del océano.
Según explica el Ministerio Ruso de Defensa en su página web, los marineros a bordo de la pequeña nave Barents 1100 lanzaron una señal de alarma el domingo por la tarde, cuando se hallaban perdidos en algún punto del Mar Blanco, un extenso y gélido golfo al sur de la península de Kola.