Recibió su apartamento en El Valle el 28 de febrero de este año|Llave en mano Belkis Alvarado les demuestra a los incrédulos que la GMVV es una realidad

Urbanismo Madre Tierra en El Valle

“Eso es mentira señora”, le gritó Belkis Alvarado a la señora que, dentro de la camionetica, había afirmado que la entrega de hogares de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV) era una farsa del Gobierno. “Y esto es la muestra de eso”, continuó, mientras le mostraba un llavero donde resaltaban dos “V” de color rojo. “Estas son las llaves del apartamento que me entregó el Gobierno Revolucionario en el urbanismo Madre Tierra, ese de allá”, indicó, señalando un edificio alto decorados con ladrillos erigido al lado de la Clínica Popular de El Valle, en la calle uno de Los Jardines del Valle.

El vehículo se detuvo en la parada cercana al urbanismo. Alvarado se levantó de su asiento y caminó hacia la puerta. Pagó su pasaje, y se volteo hacia la señora para decirle: “Yo vivo allí gracias a la ayuda de este gobierno. Pasé casi tres años en un refugio esperando que se me cumpliera mi sueño y, gracias al presidente Chávez, hoy mi sueño es una realidad”, agregó, mientras se bajaba de la camioneta y caminó hacia su nuevo hogar balanceando el llavero blanco.

“LAS CASAS COMENZARON A TEMBLAR”

El 24 de septiembre de 2010 comenzó a llover desde las 5:00 pm sobre la parte alta del sector El Cedro, en el kilómetro 8 de la carretera vieja Caracas-La Guaira. Belkis Alvarado se encontraba en su rancho de cinc de dos habitaciones en compañía de Yubelkis, la más pequeña (seis meses de edad) de sus seis hijos. Su esposo estaba trabajando.

“Escuché cuando una vecina me llamó y dijo ‘Belkis, sal que ahí que viene la vaguada’. Yo me estaba secando el cabello junto con otra vecina y, a pesar de que sentía como caía la lluvia con fuerza en el techo de cinc, nunca me había imaginado lo que estaba sucediendo afuera de la casa”, señaló Alvarado.

Belkis Alvarado y sus hijas

La estrecha quebrada embaulada que corría cerca de su casa había aumentado su cauce hasta desbordar las paredes que la contenía. Grandes olas de barro traían consigo inmensas rocas que amenazaban con destruir las débiles viviendas del sector. “Las casas comenzaron a temblar y salí corriendo con mi hija. Gracias a Dios mis otros hijos estaban fuera del barrio. Corrí con ella y nos metimos en la casa de bloques de una vecina”, relató.

La lluvia arreció y con ella aumentó el tamaño de las olas. Poco a poco el monstruo de barro fue devorando las casas de la zona con excepción del rancho de Alvarado, el cual, por encontrarse en la parte más alta del barrio, quedó de pie, pero rodeado de una masa de lodo de un metro de altura. “El piso quedó totalmente cubierto por el pantano. Los demás ranchos del barrio estaban tapados”, explicó.

Eran las 10:00 pm cuando Alvarado y un grupo de vecinas y vecinos fueron trasladados por los funcionarios de Protección Civil hasta la sede de la Policía Nacional Bolivariana ubicada en la avenida Sucre. Recuerda que se sentía asustada. Nunca se imaginó salir así de su casa y, además, “tenía muy mala referencia de como era la vida en los refugios”.

Eran muchas “las familias que llegaban constantemente al refugio. Venían de todos los sectores de la carretera vieja Caracas-la Guaira, de El Limón, de El Molino, de La Victoria y la Línea. Eran tantas, que desbordaron la capacidad del edificio y, por esa razón, “durante los tres días siguientes dormimos en sillas”, recordó Alvarado, quien aseguró que el trato dispensado por el personal encargado del refugio compensaba en parte las incomodidades. Apuntó: “Nos trataron bien. Nos alimentaron, le daban el tetero a lo niños, los pañales desechables, nos entregaron ropa, zapatos y sabanas”.

El lunes 27 de septiembre la población de refugiadas y refugiados fue separada y distribuida en distintos albergues de Caracas. Alvarado y su familia fueron trasladados a Fuerte Tiuna. De ese ese episodio recuerda: “Llegamos a las dos de la madrugada. Éramos los primeros en habitar los edificios llamados ‘viviendas de transición’. Eran edificios de cuatro pisos con apartamentos de tres habitaciones que, durante los primeros tres meses, debimos compartir con otras dos familias”.

Alvarado indicó que el arribo a su nuevo hogar provisional le proporcionó a la familia algo de tranquilidad a pesar de que, según explicó, durmieron en una sola habitación. Esta situación se solucionó cuando las otras dos familias fueron trasladadas a apartamentos independientes, pero no sin antes vivir la experiencia, en muchas ocasiones tensa, de compartir un pequeño espacio con personas desconocidas.

LA RESPUESTA

Durante los casi tres años que permaneció en el refugio, Alvarado formó parte del grupo que realizaba labores de enlace entre las familias y las instituciones del Estado. Entre su tareas estaba el practicar la contraloría social a la obra una vez que fueron adjudicados. Refirió que disfrutó de la oportunidad de observar la construcción de los edificios desde sus cimientos, “desde sus bases”. Vio como fueron levantando poco a poco las torres y, en muchas oportunidades, cumplieron funciones de resguardo de las instalaciones. También realizaban trabajos de limpieza y mantenimiento.

Aseguró que, aunque confiaba fielmente en la palabra del presidente Chávez porque, según dijo, “sabía que no nos iba a defraudar”, en ocasiones, “posiblemente por las tensiones que permanentemente y con mucha facilidad se experimenta en los refugios, y, además, en otras oportunidades, por la falta de una respuesta oportuna, el grupo de refugiado debió salir a la calle y protestar para llamar la atención de sus padrinos, el cual era el Ministerio del Poder Popular para la Defensa”.

Aclaró: “Más de dos veces fuimos cambiados de urbanismo y esa situación angustiaba a los habitantes del refugio. Por eso -en dos oportunidades- debimos solicitar repuestas a las instituciones de una forma firme”.

El urbanismo Madre Tierra está ubicado en la calle real de Los Jardines de El Valle. Situado entre dos obras emblemáticas de la Revolución en esa parroquia -la Clínica Popular y el Hospital Materno-Infantil- está constituido por dos edificios de 20 pisos cada uno, con 320 hogares en total.

Cada vivienda tiene una superficie de 73 metros cuadrados distribuidos en 3 habitaciones, 1 baño, una sala y la cocina-comedor. También cuentan con área común, conformada por los pasillos de acceso, escaleras de emergencia y dos ascensores. Las viviendas fueron entregadas con una cocina, lavadora, nevera, una litera y una cama matrimonial, además de un sofá y un juego de comedor de mimbre.

“ESE DÍA LLORÉ”

El 28 de febrero de 2013 fue la jornada feliz. Alvarado recuerda que dos días antes fue llamada por el coordinador del refugio, quien le informó sobre la ya inminente entrega de las viviendas. Relató: “A partir de ese momento no pude dormir más hasta el día que me dieron la llave de mi casa. No podía creerlo, pero era una realidad. Había llegado el momento de tener una casa propia para mí y para mis hijos. Y todo gracias al comandante Chávez, a ese hombre que se preocupó por los pobres, por los que siempre estuvieron olvidados. Ese día lloré. Cuando me entregaron la llave del apartamento 14-D corrí con mi familia y cuando entramos no abrazamos, estábamos felices”.

Alvarado mencionó que pocos días antes de que la lluvia los obligara a abandonar su hogar para siempre en 2010, había sido beneficiada con materiales de construcción provenientes del programa Barrio Nuevo, Barrio Tricolor. En esa oportunidad su sueño consistía en poder levantar su casa con paredes de bloques, “pero la vaguada no me lo permitió”.

Hoy, al hacer un análisis retrospectivo de su historia reciente, cree que nunca se imaginó poder lograr en tan poco tiempo un salto tan grande en su calidad de vida. “Era imposible que hace tan solo tres años yo pensara en tener una vivienda como esta. Primero, porque no contaba con los recursos; y segundo, porque nunca antes en la historia de este país un gobierno había dado tanto por los que no tienen nada”.

Solo “un gigante como el presidente Chávez podía hacer lo que él hizo. Solo un hombre que surgiera del pueblo, como él, podía tener la sensibilidad para conocer y dar prioridad a resolver las necesidades de los más necesitados. Por eso Chávez siempre estará en mi corazón como el hombre que dio su vida por su pueblo”, expresó.

T/ Romer Viera
F/ Roberto Gil

ESTOY FELÍZ AL VER A NUESTROS COMPATRIOTAS TENER SUS VIVIENDAS!! llas Palabras de nuestro Señor Jesucristo: «UN NUEVO MANDAMIENTO OS DOY QUE OS AMEIS LOS UNOS A LOS OTROS», se cumple la Gran Misión «DA SIN PEDIR NADA A CAMBIO, YO OS DARÉ EL PAGO» DIOS AMA AL DADOR ALEGRE» ESTO TRAE PROSPERIDAD Y ES LO QUE ESTAMOS RECIBIENDO. EL COMPROMISO DE SOLIDARIDAD QUE NUESTRA VZLA. HA EMPRENDIDO NOS ESTA SIENDO RECOMPENSADA EN TODA LA URBE TERRAQUEA. A DIARIO RECIBIMOS BENDICIONES DE PROSPERIDAD Y AGRADECIMIENTO. ESTO, PORQUE DIOS NOS HA DADO UN PRESIDENTE QUE NOS INSTRUYO A PLENITUD DEL CAMINO CORRECTO EN ESTE PROCESO DE REVOLUCIÓN SOCIALISTA DEJANDONOS ESTE BRILLANTE LEGADO A CUMPLIR CON SU HIJO MADURO. SIGAMOS SEMBRANDO QUE EL FRUTO LO COSECHAREMOS A SU DEBIDO TIEMPO. ESTOY FELIZ DE VER A CIENTOS DE FAMILIAS COLMADAS DE FELICIDAD AL LOGRAR SU VIVIENDA. INVERSIONES COMPARTIDAS, CHINA, IRAN , MOSCÚ, BRASIL ENTRE OTROS, SIN EGOISMO, ESTO ES PROSPERIDAD Y BENDICIONES A GRANEL!!