Colectivo La araña feminista|Maholi… un mes mas sin justicia (Temática)

El 16 de julio del año 2016 Maholi estaba feliz. Tenía 25 años, había conseguido una promoción en su trabajo como chef, tenía 10 días de haber conseguido una habitación para independizarse. Era quincena, había terminado su turno y quiso celebrar, quién iba a decir que tanta felicidad terminaría en manos de un femicida.

Como la mayoría de los femicidas el presunto asesino de Maholi no era un desconocido. El tío de un exnovio, un “señor” de alrededor de 50 años, con familia.

Supone la familia de Maholi que como era tarde, el femicida le ofreció su apartamento para que descansara antes de volver a trabajar. No era una idea descabellada, ya era de madrugada, Caracas es Caracas y Maholi estaba recién mudada a El Cementerio.

Ya en el apartamento las cosas se tornaron violentas. El femicida quiso cobrar su cuota de macho a una mujer con tanta vida, felicidad y oportunidades bien aprovechadas. Maholi se negó, luchó y gritó tanto que hasta un vecino se asomó al balcón a ver que pasaba, hoy es un testigo.

La familia presume que Maholi fue lanzada del 9º piso cuando intentaba salir del apartamento. Vivieron días de angustia hasta que fueron a la morgue a ver el cuerpo de una joven sin identificar, el último sitio donde una madre quiere buscar.

Fidias Marchán, acusado por el femicidio de Maholi, primero alegó que no la conocía. Luego dijo que era una “prepago” y por último dice no acordarse de nada.

Katiuska Gimeno es una mujer fuerte que ha sabido convertir el dolor de la pérdida en lucha. Nos cuenta cómo desde que reconoció el cuerpo de su hija, ha tenido que explicar una y otra vez, que su hija no era ninguna pre-pago: “…lo primero que me preguntan en todos lados es si (se le corta la voz y le cuesta decir la palabra) mi hija era una prostituta. Mi hija era chef, era joven y tenía derecho a celebrar todos sus logros”.

Todavía el perfil de FB de Maholi está activo, su última es del 6 de julio, ella vestida de chef con unos compañeros de trabajo se lee: “Nacidos para cocinar”. Vemos una mujer apasionada por su trabajo, alegre, que le gustaba el arte, el rock, los gatos, los tatuajes; una chica como cualquiera.

Nicolasa Chalbaud, abuela de Maholi, nos dice “hay mucha complacencia” cuando nos cuenta que la audiencia por el caso de Maholi ha sido suspendida seis veces: “…ellos creen que nos vamos a cansar, pero mi nieta tiene familia”.

También nos cuenta Katiuska, que misteriosamente, el primer informe forense desapareció. En ese informe estaban detalladas las heridas defensivas de Maholi, entre otras pruebas que ahora faltan para el caso, según la propia Fiscalía.

Pero, lo mas indignante, lo que hace que los ojos de todas y todos se nos llenen de lágrimas, es cuando una madre nos dice: “…me dicen que piense que ese señor tiene familia, hijas pequeñas, que esto es muy largo. Pero es que él es quien tenía que pensar en sus hijas cuando lanzó a mi hija por el balcón. Y acaso mi dolor no cuenta, acaso Maholi no tiene familia. ¿quién piensa en mi dolor de madre?”

Para enero se pospuso la audiencia, esperemos que sea la última vez.

T/ Alejandra Laprea
I/Vargas

Cuidado con los apoyos de quienes tienen el mismo perfil, cuidado con los jueces complacientes, cuidado con los funcionarios que por una colaboración desaparecen misteriosamente un expediente.
Que se haga justicia, sin importar padrinos, ni influencias ni ningún otro factor de los que suavizan los cargos.