Más de 30 personas han muerto este sábado en una nueva cadena de atentados registrada en varias ciudades iraquíes, después de una semana en la que se han sucedido los ataques contra edificios religiosos y personalidades chiíes.
En el atentado más sangriento, al menos doce personas han muerto y 25 más han resultado heridas en una mezquita chií del barrio de Sab al Bor, en el norte de la capital iraquí, Bagdad, según han informado la Policía iraquí y fuentes médicas.
«Un suicida se inmoló entre los fieles en medio de las oraciones de la tarde. Había cuerpos cubiertos de sangre y gente gritando pidiendo ayuda en el interior de la mezquita, que estaba llena de humo», ha explicado un portavoz policial.
Once personas han perdido la vida en atentados en la ciudad de Mosul, en el norte del país. En uno de los ataques, un terrorista suicida ha explosionado la carga que llevaba adherida a su cuerpo, matando a cuatro personas en un puesto de control policial.
En la provincia de Anbar, en el oeste de Irak, dos milicianos han detonado las cargas explosivas que se hallaban en dos vehículos cuando se encontraban cerca de un puesto de control y después han disparado misiles. Cinco policías han muerto.
Dos personas han perdido la vida en una manifestación celebrada en la localidad de Tikrit, a unos 150 kilómetros al norte de Bagdad, cuando un grupo de hombres armados han lanzado granadas contra la congregación de trabajadores. Asimismo, cerca de la capital, dos personas han fallecido a causa de la explosión de una bomba situada en las inmediaciones de una carretera.
Estos atentados hacen temer un resurgir de la violencia entre chiíes y suníes que sacudió al país entre 2006 y 2007, al tiempo que las milicias afines a la organización terrorista Al Qaeda han ganado influencia sobre el terreno. El balance provisional de la violencia sectaria elaborado por el Centro de Recuento de Irak señala que 1.365 personas han muerto en incidentes violentos desde marzo de 2013.