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El tratamiento informativo que los medios de comunicación social internacionales dan a ciertos sucesos que ocurren a nivel mundial, presentan una marcada diferenciación según el país donde se desarrollen. Pues, lejos de respetar la responsabilidad que demanda el hecho de informar, la manera en que estas cadenas informativas construyen y presentan la noticia atiende a la intención de crear una matriz de opinión contraria, en el caso venezolano, al Gobierno nacional democráticamente constituido y a favor de opciones desestabilizadoras e ilegítimas.
El reciente caso de la represión policial, asesinato y desaparición de jóvenes estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, en Iguala, estado de Guerrero, México, ocurrida el 26 de septiembre es un ejemplo claro de la parcialidad y el sesgo informativo de los medios internacionales.
En este caso, la «neutralidad» reina en el tratamiento informativo, medios de comunicación como El País de España (Artículo: La desaparición de 38 estudiantes, último episodio del caos en Iguala), la BBC y 20 Minutos se dedican a reseñar el caso, recoger testimonios y contextualizar la información, y no desempeñan el rol de una especie de jueces como ocurre regularmente al tratar casos sobre Venezuela.
En las informaciones publicadas sobre Iguala, donde hubo una real masacre que dejó seis asesinados, 43 estudiantes desaparecidos y 25 heridos -además del hallazgo de una fosa común con 28 cuerpos calcinados, que se presumen podrían ser de los jóvenes-, estos medios solo mencionan la presunta falta de las autoridades locales y obvian la responsabilidad del Gobierno nacional mexicano y su presidente, Enrique Peña Nieto, quien apenas se pronunció sobre el caso este lunes, 10 días después de la represión.
Este tratamiento informativo contrasta con la cobertura que estos medios dieron a los hechos violentos ocurridos en Venezuela, en focos localizados, por parte de grupos terroristas, que dejaron un saldo de 40 personas asesinadas.
Los medios de comunicación internacionales se dedicaron a criminalizar las acciones del Gobierno nacional y a publicar una supuesta represión de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), que cumplió con su deber de garantizar el orden público en esos municipios donde se registraron los hechos, ante la ausencia de autoridades locales y regionales que velaran por su restitución.
Durante los días de violencia en Venezuela, los medios obviaron la responsabilidad de las autoridades locales.
El presidente de la República, Nicolás Maduro, denunció en reiteradas ocasiones el papel de los medios internacionales ante la situación.
El pasado 21 de febrero, desde el Palacio de Miraflores, en Caracas, el Ejecutivo señaló que medios de comunicación como CNN, Univisión, Telemundo, Fox News y NBC, entre otros, estaban promoviendo una campaña mediática para mostrar un falso escenario. «Estos medios presentan que en Venezuela hay un grupo de mansos estudiantes oponiéndose a un gobierno ilegítimo que se robó las elecciones y que los reprime. Eso lo repiten una y mil veces», advirtió en aquel momento.
«La indignación mediática es de doble rasero y no se aplica de modo universal. En efecto, la prensa observa un sorprendente silencio cuando los países occidentales toman medidas mucho más draconianas por disturbios mucho menos graves que los que golpean Venezuela», señaló el profesor, escritor y periodista francés, Salim Lamrani, en un trabajo publicado el pasado mes de mayo.
A los medios, se suma la posición de Amnistía Internacional (AI), que presentó el informe Venezuela: los derechos humanos en riesgo en medio de protestas, en el que denunciaba ante la comunidad mundial, sin previa investigación, una supuesta violación de derechos humanos en el país.
Este no es el caso con México, pues el pasado 30 de septiembre, esta organización, mediante un comunicado instó «a las autoridades a realizar una investigación seria, imparcial y efectiva, con todos los medios legales a su alcance para esclarecer los hechos y asegurar que quienes resulten responsables rindan cuentas ante la justicia».