“La utopía está en el horizonte.
Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá.
Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.
(Eduardo Galeano)
Comienzo mi escrito con esta Ventana de Eduardo Galeano porque a las mujeres nos corresponde caminar en la búsqueda del respeto y la dignificación en los medios de comunicación, en esta oportunidad me refiero a la televisión.
Parece que ningún canal puede elaborar su programación sin explotar la figura femenina como atractivo sensual y provocador, incluyendo niñas y adolescentes, para atraer audiencia. ¿Hasta cuándo los “cuerpos de baile” que acompañan programas de variedades deben presentar mujeres con ropaje y movimientos insinuantes y grotescos que rayan en lo vulgar? En algunos casos los movimientos asemejan convulsiones epilépticas, culebréricas, fuera de ritmo y en franca competencia, a ver cuál de las féminas se contorsiona más.
Igualmente sucede con las conductoras de dichos programas, quienes no logran aprovechar los espacios para transmitir sus altos niveles de profesionalismo sin acudir al destape, exceso de maquillaje, comentarios insulsos, que las muestra como lo que desea la sociedad machista, mujeres con mucho físico y poco cerebro.
Dice Vicente Romano en su libro La formación de la mentalidad sumisa, pág. 46, lo siguiente: “… A juzgar por lo que la gente lee en la prensa, oye en la radio y mira en la televisión, parece como si aplaudiera su propia degradación y depauperación mental. Este daño causado a los muchos por los pocos que se benefician de este comercio tiene consecuencias sociales y constituye, por tanto, un acto político”.
También alude en su libro a Sir Henry Berry en 1948, cuando era gobernador civil británico en Alemania, quien refería: “…En una sociedad libre es bueno y saludable tener una organización que, por así decirlo, actúe como perro guardián del público frente a las acciones de las autoridades y de los políticos”. Yo le añadiría a estos grupos el de los medios de comunicación. Pudiésemos ser guardianes y guardianas de la ética y la dignidad.
Ahora, en tiempos de Revolución, que se ha logrado rescatar y abrir nuevos canales televisivos, es importante presentarle a las y los televidentes que se puede hacer una programación educativa, amena, constructora de la sociedad nueva y respetuosa de los valores. ¡La utopía está en el horizonte!