El pasado lunes, en su acostumbrada rueda de prensa, el secretario general del Partido Comunista de Venezuela (PCV), Oscar Figuera, señaló que en el 14 Congreso de esa organización se iba a determinar en qué fase se encontraba el proceso revolucionario, así como la evaluación de un posible reformismo que podría revertir los avances.
El dirigente ofreció una entrevista al Correo del Orinoco para ahondar en este punto y en otros aspectos relacionados con la vida política del país: “Vamos a determinar en qué fase está el proceso político venezolano, el proceso nacional liberador y el proceso de ruptura de dominación del imperialismo; vamos a profundizar en esa discusión porque la conclusión a la que lleguemos determinará cuál será la conducta política de la organización”.
A su juicio, si se llega a la conclusión “de que está predominando el reformismo, tenemos que profundizar nuestro trabajo con la clase obrera y el conjunto de los trabajadores y las trabajadoras, con la intelectualidad revolucionaria, con las capas medias progresistas, con la juventud rebelde y con los sectores campesinos”.
Sin embargo, añadió, “estos esfuerzos se harán independientemente de las conclusiones a las que se llegue en la convención, porque para avanzar hacia el socialismo estamos convencidos de que es necesario construir dentro del Polo Patriótico, dentro del frente amplio nacional patriótico, una fuerza, una unidad, una alianza, un bloque con los sectores conscientes y consecuentes comprometidos con el avance hacia el socialismo”.
Figuera recalcó que hay “importantes avances de algunos aspectos”, pero apuntó que “hay prácticas de funcionarios del Estado del Gobierno que no se corresponden con ese planteamiento, particularmente sobre la situación que se presenta con los trabajadores y trabajadoras en un importante número de las empresas que el Estado ha expropiado o ha construido por iniciativa propia”. En algunos casos “usan el lema de empresas socialistas, pero las relaciones sociales que se dan en el seno de esas unidades productivas no son precisamente relaciones sociales que apunten en la dirección del socialismo, sino que siguen siendo relaciones de subordinación de los trabajadores a los jefes”.
Es decir, “no hay participación en la construcción de la política ni hay ruptura de esa división dentro del trabajo intelectual y el trabajo manual que es uno de los elementos de la alineación, que impide que la clase obrera avance hacia un estado de conciencia”.
Es por esa razón, reiteró, “que nosotros insistimos en el tema del control obrero y los consejos de trabajadores y trabajadoras como un instrumento para el ejercicio de tal control obrero, de tal participación y de tal esfuerzo de construcción de poder de la clase obrera, de la clase trabajadora”.
POR LA CLASE TRABAJADORA
-¿Considera que el obstáculo para profundizar la revolución se relaciona con la actitud de ciertos funcionarios o de dirigentes del chavismo?
-Eso se relaciona con el tema de la concepción del proceso, donde importantes cuadros del proceso, del liderazgo del proceso, consideran que el sujeto social de la revolución venezolana no es la clase obrera ni los trabajadores y las trabajadoras.
Entonces, “a partir de ese supuesto que niega al sujeto social, transformador de la sociedad capitalista, no avanza en la construcción de instrumentos que permitan a la clase trabajadora que se apodere de los centros de trabajo”.
Puso un ejemplo: “Hace cinco años que se aprobó la Ley de los Consejos Comunales y nosotros tenemos casi cinco años que presentamos un proyecto de ley especial de los consejos de los trabajadores y trabajadoras a la Asamblea Nacional, y aún no se ha aprobado porque no hay la suficiente conciencia en el conjunto del liderazgo del proceso de la importancia de que los trabajadores sean un poder. Más bien, algunos le deben tener temor”.
Figuera no niega el rol de las comunidades y del movimiento popular en el proceso revolucionario y en el avance en la construcción del socialismo en Venezuela, y más aún, en el avance de la perspectiva socialista. “Sin embargo, estamos en una fase muy lejana del socialismo. Es necesario que a la par del movimiento popular territorial, el movimiento obrero clasista revolucionario también vaya adquiriendo poder en los centros de trabajo. Y cuando hablamos de movimiento obrero no estamos hablando nada maś de los sindicatos, sino también de los voceros y voceras de los consejos de los trabajadores y trabajadores en el ejercicio del control obrero”, apuntó. “Estamos hablando “de los delegados y las delegadas de prevención en función de la defensa de la vida y la salud en el trabajo, de la corriente clasista revolucionaria en el movimiento sindical, de la necesidad de construir células del partido comunista en los centros de trabajo”.
REFLEXIÓN SOBRE EL COLOR ROJO
-¿Qué opinión le merece el llamado del presidente Hugo Chávez para iniciar un proceso de reflexión, así como de moderar el uso del rojo y de la palabra socialismo?
-Consideramos que ese planteamiento del Presidente se corresponde con la realidad del desarrollo del proceso político venezolano. Es bien importante esa reflexión porque viene a ratificar el planteamiento de que aún no hemos construido el socialismo en Venezuela y por tanto, a todo lo que hagamos no podemos ponerle la etiqueta de socialismo.
El socialismo “es una cosa muy seria. Es una nueva forma de organización social, es una nueva forma de propiedad, de relación con los medios de producción. Es una nueva forma del contenido y carácter del Estado. Y aquí no hemos cambiado el carácter del Estado, aquí no hemos cambiado las relaciones sociales de producción, no hemos cambiado la propiedad sobre los medios fundamentales de producción. Por eso el llamamiento del Presidente es ajustado a la realidad del proceso político venezolano.
Esa reflexión, considera Figuera, “engrana con lo que nosotros hemos venido señalando, de manera reiterada. Estamos en una fase que puede ser larga o puede ser breve de liberación nacional, una fase inicial en la cual es necesario acumular fuerzas con los trabajadores y trabajadoras, con la clase obrera a la cabeza, y con el liderazgo del presidente Chávez, para dar el salto cualitativo hacia la construcción del socialismo. Es un proceso simultáneo que se debe dar, pero tienen que madurar las condiciones objetivas del desarrollo social y subjetiva para el desarrollo de la conciencia y de organización para avanzar en esa dirección”.
El partido comunista siempre ha usado el rojo como su color de identificación. “Lo usamos simbólicamente en las movilizaciones y en los actos significativos que hacemos, pero no la pasamos vestidos de rojo para cualquier actividad”.