El papa Francisco expresó su solidaridad con quienes sufren las consecuencias de los conflictos en países como Siria e Iraq y pidió a la comunidad internacional una respuesta inmediata ante esa situación.
«Nadie puede fingir que no sabe. Todos somos conscientes de que esta guerra pesa de modo cada vez más insoportable sobre los hombros de los pobres. Es necesario encontrar una solución, pero que no sea violenta, porque la violencia sólo crea nuevas heridas», aseveró.
El Sumo Pontífice consideró la situación en esas naciones como «uno de los mayores dramas humanitarios de los últimos decenios» y alertó sobre sus consecuencias para las poblaciones civiles y el patrimonio cultural.
Asimismo, lamentó que millones de personas se encuentren «en un preocupante estado de urgente necesidad, constreñidas a dejar sus propias tierras de origen».
«Frente a semejante escenario y a los conflictos que van extendiéndose, turbando de manera inquietante los equilibrios internos y regionales, la comunidad internacional no parece capaz de respuestas adecuadas», señaló.
El Obispo de Roma pidió «atención especial a las necesidades materiales y espirituales de los más débiles e indefensos», en especial a los niños y jóvenes privados de derechos fundamentales como crecer en la serenidad de la familia, ser atendidos y curados, jugar y estudiar.
Francisco reiteró la necesidad urgente de la paz y abogó por el fin de los tormentos e injusticias en esas tierras.