Lo bueno y fabuloso de las revoluciones es que de alguna u otra forma obligan a sus líderes a generar nuevos conceptos, a crear nuevas ideas, a producir nuevas maneras de concebir al mundo con el propósito de anteceder el ataque de la contrarrevolución. Es una motivación permanente a la creatividad: si ellos vienen con lo oscuro, respondemos con lo luminoso; si vienen con lo malo, pues salimos con lo bueno; si argumentan lo negativo, pues explicamos lo positivo, etc.
Estando en el último trimestre de 2015 y con las elecciones parlamentarias a cinco semanas por llevarse a cabo, vemos una oposición que continúa tercamente en su intento de asumir el poder a través de la implosión del sistema político vigente en Venezuela. Según su lógica, la forma de asumir el control de una represa no es dominando sus aguas sino destruyendo el dique que brinda orden y control, para dentro del caos surgir como la única opción viable de supervivencia. Van a elecciones sin respetar ni reconocer al árbitro, en este caso el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Son como el futbolista que entra al campo y le grita al árbitro “voy a jugar pero cualquier decisión adversa a mi equipo que tomes me importa un comino porque no reconozco tu autoridad”. Su rol claro es el de fungir como elemento perturbador en la medida que sus intereses no sean satisfechos, inclusive sin importar la lógica o dinámica del evento deportivo. Pues así es en la política venezolana, parte importante de los actores le meten candela al escenario prometiendo que el incendio cesará y que no habrá fuego durante su ejercicio del poder.
Pero bueno, los maestros de la publicidad elaboran un comercial en el que sale un bebecito inofensivo desde diferentes ángulos y al culminar la cuña colocan el logo de “Harina Pan” para que no se nos olvide lo humana que es la marca del mayor monopolista, un logotipo diseñado para vender. Somos perros de Plavov del siglo XXI y nadie puede negarlo.
Suscribir un acuerdo afirmando nuestra voluntad de respetar los resultados electorales parece una acción orientada a evitar el desbordamiento de la “arre…..” de cualquier líder de derecha irresponsable. Es la manifestación más clara de la “paz preventiva”, antítesis clara al concepto de “guerra preventiva”. ¡Mantener la paz bajo cualquier ciscunstancia es la premisa!