La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, inauguró este viernes el estadio Arena Fonte Nova, de la ciudad de Salvador, estado de Bahia, el tercero de seis previstos para la Copa de Confederaciones de Fútbol de junio próximo.
Tras recorrer parte de las tribunas y bajar al terreno de juego, donde dio un simbólico puntapié a un balón, Rousseff resaltó que los brasileños disfrutaron su primera conquista con la entrega de la instalación en el plazo previsto.
Desde este escenario la ciudadanía tendrá muchas alegrías, pero también algunas tristezas, porque no se puede ganar siempre, subrayó en medio de los aplausos de miles de obreros que trabajaron en la construcción del Arena Fonte Nova.
El primer partido en este estadio se celebrará el domingo próximo cuando se enfrenten los seleccionados de Bahía y el Vitoria.
La venta anticipada de los boletos generó gran concentración de personas y desordenes, que propiciaron la intervención de las fuerzas del orden, las cuales lanzaron bombas de gases lacrimógenos para dispersar la revuelta.
El estadio fue edificado en dos años y medio a un costo de 591 millones de reales (unos 295 millones de dólares).
Con la entrega del Arena Fonte Nova suman tres las instalaciones listas para la Copa de Confederaciones, prevista entre los días 15 y 30 de junio próximos. Las otros dos son el Castelao, en Fortaleza y Mineirao, en Belo Horizonte.
En este mes está prevista además la conclusión de las remodelaciones del Mané Garrincha, de Brasilia y de del Maracaná, de Río de Janeiro.
Los seis equipos que participarán en la Copa de Confederaciones son España, como campeona del mundo, Italia (como subcampeona de Europa) y los líderes regionales Uruguay, México, Japón, Tahití, Nigeria y Brasil, como nación anfitriona.
Además de la mandataria brasileña, participaron en la inauguración los ministros de Deporte, Aldo Rebelo, de Transporte, César Borges, de Justica, José Eduardo Cardoso, el gobernador de Bahia, Jaques Wagner, y representantes de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA).