La producción de opio en Afganistán se elevó a niveles récord este año, a pesar de los «esfuerzos» internacionales durante la última década para reducir el tráfico de estupefacientes del país, según un informe de la agencia de control de droga de la ONU.
La cosecha de este mes de mayo resultó en 5.500 toneladas métricas de opio, 49% más que el año pasado y más que la producción combinada del resto del mundo. Incluso provincias afganas con algunos éxitos anteriores en la lucha contra el cultivo de la amapola vieron esas tendencias revertirse, según el informe anual de este año de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Crimen (UNODC).
Es probable que la retirada de las tropas extranjeras el próximo año empeore las cosas, dijo Jean-Luc Lemahieu, representante regional de la UNODC en Kabul. El funcionario advirtió que mientras la asistencia internacional se cae, el gobierno afgano será cada vez más dependiente de fuentes ilícitas de ingresos.
El gran aumento de la producción comenzó en 2010 cuando los agricultores se apresuraron a plantar para aprovechar los altos precios, a consecuencia de una enfermedad de la cosecha del año anterior, el incremento militar de Estados Unidos en el sur y el anuncio de la transición de EE. UU. y la OTAN fuera de Afganistán, expresó Lemahieu.
Agregó que los que se benefician del tráfico de drogas incluyen agricultores, insurgentes y muchos dentro del gobierno. Con frecuencia trabajan juntos, dijo.
La gran mayoría de los cultivos de amapola de Afganistán se encuentran en el sur, el suroeste y el este, zonas donde la insurgencia talibán está prosperando. Pero la provincia de Kabul en el centro de Afganistán vio un repunte importante, con un incremento del 148 % en el cultivo entre 2012 y 2013.