Para la señora Gladys Cárdenas, quien suele trasladarse casi a diario en su vehículo por la ciudad de Caracas, “en este momento no es conveniente llevar a cabo un aumento de la gasolina porque hay demasiada inflación”.
Dice que “si el país estuviese en otras condiciones, quizás pudiese hacerse” sin que eso generara ningún inconveniente, pero ahora es complicado porque pueden dispararse los precios de otros rubros prioritarios como los alimentos y las medicinas, por el alegato de que el flete para su distribución se incremente.
Aunque admite que los precios del combustible “son muy bajos” en el país, encuentra un contraste con el valor de los alimentos, “que han subido exorbitantemente”, y justamente su temor es que estos sigan subiendo motivado a un reajuste en la gasolina.
MATERIA PRIMA ABUNDANTE
Jésica Núñez, por su parte, también se opone a un aumento de la gasolina por considerar que la materia prima para elaborarla “se encuentra acá mismo y además en abundancia”.
Pero si no hay otra opción, cree que un precio razonable “debe ser no más del doble de lo que cuesta ahora”. Núñez aduce no creer en una consulta pública para determinar el precio: “Eso está en manos de los especialistas en esa materia y ellos son los que tienen que evaluar hasta qué punto puede afectar o beneficiar”.
Alega que la medida afectaría no solo a quienes poseen vehículo propio como ella, sino a la enorme cantidad de personas que utilizan el transporte público, “porque lo más probable es que si suben la gasolina el pasaje también aumente”.
DEJAR DE REGALAR
En desacuerdo con el aumento también está Nicola Lamatina. “Venezuela está subsidiando con petróleo a varios países y no es justo que mientras que a otros se la regalan a nosotros nos la cobren”, reprochó.
Manifiesta que “el día que el gobierno deje de regalar petróleo a esos países, aquí se podrá hablar de un aumento de la gasolina”. El tanque de su vehículo lo llena una vez a la semana con cinco bolívares.
Admite que ciertamente eso es poco dinero para lo que representa el proceso de elaboración del combustible, pero insiste en que “si están regalando petróleo afuera, no es justo que aquí la aumenten porque se trata de mi país y de mi petróleo”.
AUMENTO RAZONABLE
Un aumento “razonable” del valor del combustible exige Rafael González, quien utiliza a diario su moto por motivos laborales y llena el tanque cada día y medio solo con un bolívar.
Asegura que hay motorizados que, también por razones de trabajo, se ven en la obligación de gastar mucho más en gasolina, por lo que considera que esta podría ser vendida al doble de lo que cuesta ahora.
Si se estableciera ese precio, piensa que no es necesario consultarle a la gente: Si la aumentan el doble, por ejemplo, yo pagaría dos bolívares, ¿pero qué son dos bolívares?. Muchas veces yo no tengo sencillo y doy cinco bolívares, y dejo el cambio porque eso no es nada. Más cara es una cerveza y todo el mundo toma”.
NO MÁS DE 2 BS
Reinaldo Leyva también apoya un aumento justo del combustible. “Pienso que no debería costar más de dos bolívares, porque si la aumentan más entonces los comerciantes van a querer subir todas las cosas”, esgrimió.
Reconoce que gasolina se vende en el país a muy bajo precio: “Fíjate que cuesta menos que un potecito de agua”. Refirió que cada dos días gasta diez bolívares llenando el tanque de su carro, un Dodge Ram 4000. Si la aumentaran al doble y tuviese que pagar 20 bolívares, considera que ese monto todavía es irrisorio.
Pese a que Venezuela es un país petrolero, reafirma que si se deben aumentar los precios de la gasolina, “porque el proceso de producción del combustible tiene un precio que hay que cubrir”.
PASAJE SIN INCREMENTO
Aimara Perdomo usa todos los días el transporte público; “fijo metro y camionetica, a veces taxi o mototaxi, según como esté el día”. No dispone de un vehículo propio para trasladarse, pero si lo tuviera, alega que no lo sacaría sino “algunas veces para pasear, porque se sufre más como chofer en las colas, que como pasajero”.
Aunque es joven, señala que lleva años escuchando que aumentaran el precio de la gasolina, pero eso nunca se ha concretado. “Quizás ahora se haga, y estoy de acuerdo, porque de verdad que la gasolina está muy barata, solo espero que por eso no vuelvan a aumentar el precio del pasaje, ya que eso sería un abuso”, expresó.
Además de “afectar el bolsillo”, señala que no se justifica un nuevo aumento del pasaje, cuando por lo general el transporte público presta un mal servicio: “Los asientos están rotos, si llueve te mojas porque las ventanas no cierran o porque tienen plásticos en vez de vidrios, y lo peor es el gentío que llevan”.