En varios parques recreacionales del país se realizan campañas informativas y educativas sobre el Caracol Gigante Africano (Achatina fúlica), como parte de las estrategias que implementan organismos del Estado venezolano para el control y eliminación de este molusco, que además de generar trastornos en los cultivos, es un vector de enfermedades al ser humano.
Estas jornadas informativas son organizadas por el Ministerio para el Ambiente (Minamb). Sólo en el área metropolitana de Caracas se lleva a cabo en los parques Alí Primera, en la parroquia Sucre; Zoológico de Caricuao, parroquia del mismo nombre; Arístides Rojas, parroquia El Recreo; El Pinar, parroquia El Paraíso, y en el Generalísimo Francisco de Miranda, en la parroquia Leoncio Martínez.
Al respecto, el director de la Oficina Nacional de Diversidad Biológica del Minamb, Jesús Manzanilla, dijo que para lograr resultados efectivos de estrategias, que también buscan preservar la biodiversidad nacional, se trabaja en conjunto con el Poder Popular, refirió una nota de prensa.
Manzanilla mencionó que este molusco, originario del África Tropical, se encuentra entre las 10 especies más invasoras del mundo.
Es por ello, la necesidad de que el pueblo venezolano reconozca la presencia de esta plaga, a través de charlas en escuelas, universidades, y liceos, con un trabajo en conjunto con los consejos comunales.
«Este animal de fácil reproducción, no puede ser solamente recogido por las instituciones del Estado, sino que se necesita de la participación de todos», enfatizó Manzanilla.
Entre las recomendaciones para evitar que afecten tanto a las personas como los cultivos, la manipulación de estos animales debe hacerse manualmente, con guantes de plásticos o de látex, y que no deben ser aplastados pues podrían dispersar huevos.
Asimismo, los caracoles deben ser sumergidos en soluciones de agua y cloro, agua y sal o agua y alcohol por más de tres horas. Seguidamente se deben enterrar en un hoyo o buscar un recipiente donde se puedan incinerar.
Manzanilla explicó que la comercialización de la baba de caracol y los períodos de lluvias, productos del Cambio Climático, han contribuido al esparcimiento de esta especie, que produce alrededor de 500 huevos anualmente.