Hoy resultó un viernes sangriento para los hondureños, mientras el presidente Porfirio Lobo aseguraba en un acto por el Mes de la Herencia Africana que la criminalidad ha disminuido. Entre las víctimas de la jornada estuvo un empresario, asesinado en esta capital frente a la posta que cuida la residencia del jefe de las Fuerzas Armadas de Honduras, René Osorio.
También mataron a un anciano en la colonia capitalina Las Hadas, encontraron los cuerpos de dos jóvenes sacados por la fuerza de sus casas en la barriada Zapote y unos pandilleros ultimaron a un adolescente frente a sus padres en Villa Adela, por negarse a pagar una extorsión denominada impuesto de guerra.
A pesar de este escenario, en un país donde ocurren casi 20 homicidios diarios el Presidente aseguró que los índices de homicidios y delincuencia han bajado hasta en 75% en algunos municipios del país.
Sus declaraciones transcurrieron en el municipio de Limón, departamento de Colón, en un acto para conmemorar el aniversario 216 de la llegada de los primeros afrodescendientes a Honduras.
Vamos avanzando en el tema de seguridad, existe la voluntad y la disposición de que podamos mejorar cada vez más, dijo Lobo.
También anunció que el Gobierno trabaja para regularizar las tierras de las familias que durante décadas no han podido registrar sus inmuebles en Punta Gorda, al norte de la isla de Roatán, uno de los sitios de mayor atractivo turístico y donde hoy residen más garífunas.
Los afrodescendientes representan 10% de los 8,3 millones de habitantes de un país que también tiene etnias indígenas.
Los garífunas aportan a la sociedad su rica cultura, manifestada a través de ritmos y danzas, y la culinaria, con una gastronomía a base de pescado, plátano, coco y yuca.
Los primeros afrodescendientes llegaron a Honduras precisamente por Punta Gorda, procedentes de San Vicente, el 12 de abril de 1797.