Dos empresas socialistas de asfalto hacen posible este logro histórico|La Revolución asfalta por primera vez en 40 años calles de pueblos trujillanos

La tonelada del material producido por el gobierno de Trujillo cuesta unos 100 bolívares. Las empresas privadas la venden en 180 bolívares

El estado Trujillo ha logrado autoabastecerse de asfalto con la puesta en marcha de dos plantas socialistas de procesamiento de este importante hidrocarburo. Las procesadoras aún  no han sido inauguradas, pero en su periodo de prueba ya producen 1.800 toneladas al día, lo que ha permitido a la entidad andina reducir en 50% los costos de obras de vialidad.

Hoy, la Gobernación puede ejecutar proyectos pequeños, como arreglar una calle de 200 metros, ya que el proyecto ha permitido llegar a sectores que nunca fueron asfaltados en 40 años de democracia, “como la recta del poblado Monay”, ejemplifica.

Esa es sólo una de las deudas sociales saldadas con estas plantas socialistas, comentó.

ASFALTAN EL DOBLE

Abraham Quesada explicó que la producción obtenida no se comercializa, sino que se emplea para atender las necesidades de la zona: “No se vende el asfalto, lo usamos para proyectos de administración directa de la Gobernación de Trujillo. Esto baja el costo, porque como los equipos son nuestros, no alquilamos maquinaria ni tenemos que comprar material a un tercero”.

Las obras acometidas y en proceso de realización abarcan la vialidad agrícola y las calles y avenidas de zonas urbanas. Quesada destaca que gracias al ahorro de 50% que se genera por la administración directa de las plantas de asfalto, ha sido posible asfaltar el doble de lo que se cubriría si hubiera que comprar el material.

La tonelada de asfalto producida por el estado tiene un costo aproximado de 100 bolívares, mientras la empresa privada la vende a 180 bolívares, explica el funcionario. Y para ilustrar las ventajas del modelo socialista comenta la experiencia del proyecto Concepción-Mucuche, en el municipio Pampanito:

“Se proyectó asfaltar 2,3 kilómetros de la vía, para lo cual se aprobaron 1.800.000 bolívares y en la primera etapa, con asfalto propio, se logró repera 3,2 kilómetros con apenas 800.000 bolívares”.

El ahorro sirvió, a su vez, como una fuente de financiamiento. “El millón de bolívares que ahorramos lo invertimos en seguir asfaltando hasta el cementerio de Pampán, continuamos hasta la plaza Bolívar de ese poblado, llegamos hasta la “Y” (bifurcación) del sector Flor de Patria y nos regresamos. Asfaltamos el doble”, contó Quesada.

PRODUCCIÓN ES ASCENSO

Las plantas entraron en prueba con una diferencia. La planta Jiménez, ubicada en el municipio Pampanito y con una capacidad de 1.200 toneladas diarias, empezó a procesar cemento asfáltico desde los primeros días de diciembre del 2009. Seis meses antes, el 25 de junio de ese año, se reabrió la planta Agua Santa, en el municipio Miranda, ubicada en el eje Panamericano.

“Esta planta (la Agua Santa) la mudamos. Era la planta más alta del mundo; estaba en el sector Tuñame (Urdaneta), un lugar frío, donde se gastaba más gasoil para calentar el asfalto y la carretera era muy estrecha para los camiones”, explicó Quesada.

La Gobernación de Trujillo actualmente obtiene en una semana 5.000 toneladas de cemento asfáltico; en cambio, “bajo la administración del Gobernador anterior produjo en seis años 3.500 toneladas”, acotó.

Desde la apertura de estas empresas socialistas hasta ahora se han producido  51.000 toneladas de asfalto, que han permitido rehabilitar vías en Monay, La Ceiba, Viaje San Antonio, las Mesitas de Niquitao, La Florida, Valera, Eje Vial, Carache, El Encanto, entre otros sectores.

Actualmente hay una tercera planta en construcción, en Boconó.

EL PROCESAMIENTO DEL CEMENTO ASFÁLTICO

Dos plantas de asfalto, de los 40 camiones volteos y tres chutos, rompe la dependencia de la Gobernación de Trujillo con las empresas privadas

La planta de asfalto de Jiménez, hecha y ensamblada en Brasil, recibe cemento asfáltico zuliano de Palo Grande, extraído por Deltaven, filial de Pdvsa. Los agregados, como el polvillo y la piedra, se le compran a empresas privadas.

“Cuando los camiones descargan el material, la mezcla de cemento asfáltico pasa a los dos tanques térmicos, que tienen una capacidad de 60.000 litros cada uno y donde se calienta a 150ºC, y de allí se bombea a esta máquina”, señaló el operador de la planta Jiménez, Gusvany Olivar, quien la considera “un aparato sencillo”.

Esta planta, explica Olivar, consta de un tambor de secado y de allí pasa a un mezclador, donde el cemento asfáltico pinta el agregado, mezcolanza que sale por un elevador para caer en el silo desde donde se llenan los camiones.

RETO SUPERADO

Quesada contó que, cuando emprendieron esta tarea, nadie sabía sacar asfalto, “no es fácil, pero tampoco es nada del otro mundo. Tener plantas de asfalto a nuestra disposición nos permite acometer trabajos que no son rentables para las empresas privadas”, relató.

La encargada de la planta Jiménez, María Isabel Pacheco, comenta que la  apertura de estas dos empresas socialistas permitió darles trabajo a 64 personas, incluyéndola. “Soy ingeniera industrial y antes estaba desempleada”, comentó.

T y F/Annel Mejías Guiza

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