Los resultados fueron presentados este martes en el congreso de la Sociedad Europea de Cardiología que se celebra hasta el miércoles en Ámsterdam.
En el período estudiado, hasta 2012, «la mortalidad en estos deportistas de alto nivel es 41% inferior a la del resto de hombres que viven en Francia», dijo a la AFP Jean-François Toussaint, del Instituto de Investigación Médica sobre el Deporte (IRMES).
Sin embargo, admitió que «desde inicios de los años 1990, los de la entrada masiva de EPO y de la hormona de crecimiento que explotó con el asunto Festina y la confesión de Lance Armstrong, no se tiene suficiente perspectiva a largo plazo».
Los problemas de dopaje y las muertes prematuras de corredores como Tom Simpson, Marco Pantani o Laurent Fignon pueden tomarse como ejemplo.
«Por el momento, no hay un impacto medible» en la última generación de atletas, «de ahí la necesidad de continuar el estudio», añadió.
De los 786 ciclistas franceses estudiados, al 1° de septiembre de 2012, habían fallecido 208 (26%), de los que dos tercios habían muerto por cáncer o enfermedades cardiovasculares.
Los autores destacaron que los participantes en un Tour del France forman parte de una selección de atletas de élite con buena salud y que, en total, la esperanza de vida de estos ciclistas es, en promedio, unos 6,3 años superior a la del resto de la población masculina.