Los motivos del lobo de Francisco de Asís|De un militante a otro (Opinión)

No estés en eso para hacer carrera política. No lo sigas haciendo. Se te va a notar.

Aunque hasta ahora hayas tenido éxito, en algún momento la escalera ser te va a venir abajo. Y quedarás en evidencia.

No lo hagas.

Lo de la ambición política es una práctica de la derecha. No es nada digno de imitar. Pertenece a su ideología. Es una forma normal de comportamiento.

También del oportunismo de izquierda. Seguro. ¡Lo hemos visto tanto! El cálculo político de la maniobra para surgir, figurar y, luego, permanecer. Y tal vez subir otro poquito, si la estratagema prospera.

Pero no es cosa de revolucionarios.

Lo de revolucionarios es la sencillez, una cierta humildad en la relación con sus compañeros, y la cristalinidad del proceder.

Por algo dijo el Che que representan el más alto escalón de la especie humana. Mas no por sus ínfulas de seres iluminados. Sino por la pureza de miras, sin ningún interés personal influyendo en sus actos. Con algo que Martí llamaba decoro y hoy solemos decirle integridad.

Los revolucionarios no calculan ningún otro ascenso que no sea el que los lleva directo al seno del pueblo. Para sumergirse en él, dedicarse a él enteramente, e incluso dar la vida por él cuando las circunstancias lo exigen. Ningún otro cálculo cabe en su mente, y menos en su ánimo.

No buscan desesperadamente la jefatura. La ejercen de modo natural si tienen las condiciones y les toca hacerlo.

No son cultores de la política en sí misma como suele entenderse, con tanto escarceo individual. Lo son del esfuerzo de equipo, de la unidad de propósitos compartida, cultivando siempre el espíritu de entrega y generosidad.

Un revolucionario no lo es por su reconocimiento público, ni por el poder que acumula. Lo es porque su corazón tiene la capacidad humana de sufrir por los pobres, los explotados, los excluidos. De ponerse en el lugar del débil y de actuar en consecuencia para transformar la realidad. En cualquier escenario donde pueda ser útil.

De modo, camarada, que te ruego que dejes de engañar a los demás. Y, lo que es peor, de engañarte a ti mismo. Estás a tiempo de rectificar.

Puesto que somos Chávez, como nos dijo el Comandante, seamos como Chávez.

farrucosesto@gmail.com

Estas premisas del camarada Farruco deberían hacer conciencia en todos los militantes que pretendemos «alcanzar el escalón mas alto escalón de la especie humana».