El resuello del Esnú por Gino González|Una espina (Opinión)

En un sistema económico intrínsecamente tramposo y por ende especulativo, amputar este tentáculo del monstruo es una verdadera osadía. “Se necesita un ejército”, me comentó Eduardo Samán una vez.

La cultura capitalista está instalada, atornillada y por tanto domina, prevalece. Ella se manifiesta en hechos concretos y subjetivos. “Que la cara nos miramos y los corazones no”.

Cuando necesitamos un producto y no lo encontramos, a todo el pueblo por igual afecta el acaparamiento. Cuando nos venden a un precio exorbitante, todos sacamos la cuenta del costo de producción de lo que compramos. Aquí todo el mundo sabe cuándo roba y cuándo lo roban.

El colmo es que el que te roba ni siquiera te da las gracias, te dice “a la orden”. No es que la realidad apesta cuando una chispa del excremento te salpica, estamos dentro del séptico que también somos.

Vivimos en una sociedad que no queremos, pero que somos. Seguimos particularizando el problema. Cada quien se echa la culpa o se la echa a otro que es igual. Pareciera que la salida está dentro del propio caos y que las sociedades se alivian en su desastre como un tumor que se hincha hasta expulsar su pus.

Si nos conformamos con este análisis habría que sentarse a esperar que esto pase y no habría tenido sentido el comandante Hugo Chávez.

Pues no, decimos que tenemos la espina para drenar ese tumor. La conciencia por sí misma no actuará, es necesario forzarla.

La ley habilitante es otra oportunidad, pero no basta sin la determinación. Allí está una Ley de Costos y Precios Justos y no pasó nada. La Superintendencia Nacional de Precios y Costos Justos no se miró por ningún lado actuando activamente como debería ser.

Confiamos en el presidente Nicolás Maduro para atacar desde la gran empresa conspirativa que es la raíz del problema.

Establecer un porcentaje de ganancia según el costo de producción.

Control de calidad. Aquí te venden como chatarra desde un ventilador hasta una caja de fósforos.

¿Y las contratistas de gobernaciones y alcaldías de precios descomunales en obras de mala calidad, muchas veces superfluas, concebidas tan sólo para el robo?

ginoesnu@hotmail.com

Dice el articulista: «Cada quien se echa la culpa o se la echa a otro que es igual» y es cierto, por ejemplo responsabilizamos al imperio, a la derecha fascista, a la oposición parasitaria, a los empresarios y a unas personas que estan en Miami.