El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela rechaza las posiciones asumidas por sectores de ultraderecha que participaron en el Congreso de Estados Unidos en el evento denominado «Peligro en los Andes, amenazas a la democracia, a los Derechos Humanos y a la seguridad interamericana».
Así se desprende de las declaraciones del embajador de Venezuela en Estados Unidos, Bernardo Álvarez, en una entrevista concedida al canal multiestatal de Telesur, donde hizo algunas observaciones al apoyo que reciben estos grupos de extrema derecha en Estados Unidos.
«Es una extrema derecha que tiene respaldo de sectores políticos de este país (EEUU), de los medios y es desestabilizadora. Ahí es donde hay que hacer la denuncia, poner el dedo, porque una cosa, es tener una posición ideológica como la de estos señores, y otra que se comience a prefigurar un escenario favorable a la desestabilización», explica.
El diplomático venezolano destaca que en la actividad participaron «un grupo de golpistas, tales como Lucio Gutiérrez, vinculado al Golpe de Estado en Ecuador; Otto Reich, que participó en el golpe de estado en Venezuela, y Róger Noriega, quien estuvo vinculado en innumerables casos de desestabilización, además de agentes bolivianos que intentaron sabotear al Presidente Evo Morales».
En tal sentido, señala que preocupa a los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) y, particularmente, «preocupa, en Venezuela, que algunos personajes de la oposición venezolana están comenzando a participar en estos eventos, porque claramente es volver al escenario de la desestabilización, y este escenario está condenado al desastre, al fracaso».
En torno al contexto en el cual se dio el debate manifiesta que se trata de un Congreso de la ultraderecha extremista que «está tratando de aprovechar los resultados recientes de los sectores más conservadores con los cuales incrementaron su posición en la cámara de representantes».
Al enumerar las razones que impulsaron este tipo de foros en el cual se ataca abiertamente a los gobiernos progresistas, resalta que en el objetivo fue «crear un gran escándalo de opinión para intentar secuestrar la política de exterior de este (Estados Unidos) país a favor de la ultraderecha».
Para finalizar afirma que es triste que se use a estos congresistas para tratar de descalificar a los gobiernos del Alba «en lugar de tener un debate franco de cuál es el modelo de democracia que tenemos, cuáles son los planes de desarrollo, los sistemas de inclusión que deberían ser el debate fundamental».