El analista internacional Francisco González manifestó que el actual comportamiento del Gobierno de Trinidad y Tobago forma parte de una estrategia del imperialismo que busca la posibilidad de una extensión agresiva militar en el Mar Caribe. Explicó que esta agresión representa un riesgo directo para Venezuela, con el cual la isla tienen acuerdos energéticos vitales, de los cuales la nación insular depende en gran cuantía.
Durante una entrevista telefónica con Venezolana de Televisión, González manifestó que “la primera ministra está jugando de manera ambivalente. Tiene acuerdos, sí, parecidos a Estados Unidos, en el tema del gas con Venezuela, como lo ha dicho la vicepresidenta (Delcy Rodríguez) constantemente, pero al mismo tiempo está jugando en las lógicas guerreristas del continente”.
Asimismo, destacó, que pese a la participación de la nación insular en foros de integración como CARICOM y CELAC, y su firma de la declaración que establece a América Latina como zona de paz, la primera ministra, Kamla Persad-Bissessar, ha adoptado un discurso polarizante, anti-inmigrante y pro-Trump, por lo que aseguró que esta simpatía por el extremismo de derecha, similar al de otras figuras políticas en la región, contradice su aparente neutralidad diplomática.
“Tienen buenas relaciones con Venezuela, tienen relaciones diplomáticas, pero en este momento está jugando a la lógica del trumpismo latinoamericano y de la posibilidad de una extensión agresiva militar en el Mar Caribe”, aseveró.
El analista internacional mencionó que el Gobierno de Donald Trump y su equipo más radical, que incluye figuras como Marco Rubio, buscan utilizar a Trinidad y Tobago como una plataforma para futuras agresiones contra Venezuela, sin un verdadero interés en la mejoría económica de la isla.
En este contexto, aseguró que la reacción del presidente de Colombia, Gustavo Petro, al levantar un «muro de contención», resulta una respuesta necesaria a la agenda guerrerista que el trumpismo impulsa en el continente.
González advirtió que Venezuela debería revisar sus acuerdos bilaterales ante este juego ambivalente de la primera ministra de Trinidad y Tobago.
