El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, reafirmó su postura inquebrantable en favor de la Diplomacia de Paz, destacando que esta visión está profundamente arraigada en el espíritu del pueblo venezolano y en el legado de figuras históricas como Simón Bolívar, Hugo Chávez, Guaicaipuro y el Negro Primero.
“No somos súbditos de ningún imperio. Nuestra voz y nuestra moral están firmes. Defenderemos una paz justa con dignidad y sin sometimiento”, manifestó.
Durante su alocución, Maduro insistió en la urgencia de frenar el conflicto armado en Medio Oriente, al que calificó como una amenaza global que podría escalar hacia consecuencias irreversibles. En ese contexto, hizo un llamado directo al desarme nuclear del Estado de Israel y apeló a la conciencia internacional: “Ha llegado la hora de la paz, que suenen las campanas de la paz, no los tambores de guerra”, declaró.
El mandatario condeno la política bélica del gobierno de Benjamín Netanyahu, a quien responsabilizó por actos de genocidio contra el pueblo palestino y por alimentar una crisis de alcance regional. Advirtió además sobre el peligro latente de una escalada nuclear, señalando que si el conflicto persiste, existe la posibilidad de un ataque con armas atómicas contra Irán. “Lo estamos advirtiendo hoy, 23 de junio de 2025”, puntualizó.
En su intervención, evocó la resistencia de la Revolución Islámica de Irán desde 1979, en paralelo a la Revolución Sandinista, y denunció los intentos fallidos de destruirla a través de guerras impulsadas por Irak, con el respaldo de Estados Unidos y la OTAN. “Con un millón de mártires, Irán resistió el embate de uno de los aparatos militares más poderosos del planeta”, señaló.
Finalmente, Maduro hizo énfasis en el trasfondo histórico del conflicto palestino-israelí, recordando que la creación del Estado de Israel en 1946 supuso un despojo territorial para Palestina. A su juicio, este proyecto sigue guiado por una lógica de colonización y supremacismo con el objetivo de controlar los recursos estratégicos de Asia Occidental.
Advirtió que, si no se detiene la confrontación, el mundo podría enfrentar un conflicto de magnitudes devastadoras, incluso de carácter nuclear.