Las y los varguenses revolucionarios hicieron todo lo posible para enfrentar el golpe de Estado del 11 de abril de 2002; además de apoyar con su presencia distintas concentraciones en Caracas, cerraron las vías y tomaron el aeropuerto para evitar que el presidente Hugo Chávez fuera sacado del país.
“Desde el día 7, cuando la situación comenzó a ponerse tensa, los varguenses comenzamos a subir a Caracas, hasta el 11. Luego, cuando se dio a conocer el asesinato de Luis Alberto Caro y Alexis González, regresamos a Vargas como pudimos para asistir al sepelio en la Funeraria San Antonio”, relató Eduardo Cheremo, militante revolucionario y dirigente social de la entidad costera.
Dijo que la gente, en vez de intentar subir a Caracas, comenzó a organizarse en el propio estado Vargas -sin que nadie se lo pidiera- para tomar algunas acciones de apoyo al gobierno. “Se decidió que un grupo asistiera al Cementerio de La Esperanza, donde enterrarían al compañero Caro, y que el resto se fuera al peaje viejo para taponear la autopista y evitar el paso de vehículos”, añadió.
Horas después –añade- alguien avisó que el avión presidencial, conocido como el camastrón, se encontraba estacionado en el aeropuerto de Maiquetía y de inmediato otro grupo se fue hasta allí para evitar cualquier movimiento, “porque se pensó que ese sería el medio que utilizarían para sacar al Presidente”.
Un dirigente de Carlos Soublette, apodado “ocho ocho”, quien ya falleció, prosigue, fue el primero en aupar la toma, “pero esa gente no fue comandada por nadie, era el pueblo preocupado porque le estaban arrebatando su democracia”. No obstante, gracias al apoyo de un comandante de la Guardia Nacional, de apellidos Gil Romero, fue que se concretó la acción. “Gil Romero hizo su trabajo deteniendo a la tripulación de la aeronave”, describió.
Hubo presión, acota, a través de una radio y un canal de televisión privados, desde donde la oposición hacía llamados a su gente para tomar las instalaciones del gobierno, pero al final el pueblo chavista pudo más.
Cheremo sostiene que a raíz del golpe, las y los varguenses aumentaron su nivel de conciencia. Sin embargo, señala que “no se ha avanzado más debido al egoísmo existente entre algunos dirigentes sociales”. En su opinión, “hay quienes se han preocupado más por lo material individual que por lo colectivo, y ahí es donde se ha fallado”.
LEA TAMBIÉN:
A 13 años del golpe de Estado del 11-A el relato de lo ocurrido no escapa de la polarización
García Carneiro: La FANB “están comprometidas con el proceso”
Belmonte: La sociedad sabe que los problemas se resuelven con elecciones
Laidy Caro: A 13 años del 11-A “no ha habido justicia con las víctimas fatales”
Para el psicólogo Andrés Antillano el pueblo fue “el gran protagonista” durante el 11-A