En el contexto de la conmemoración de los 123 años del bloqueo naval contra Venezuela, intelectuales e historiadores venezolanos analizaron la actual política de agresiones de la Casa Blanca, el robo de activos contra la nación bolivariana y el asedio marítimo por parte de Estados Unidos, y coinciden en que estos actos representan una repetición histórica de las ambiciones imperiales sobre el territorio nacional.
En ese asentido, el historiador y guionista Luis Britto García reflexionó sobre esta cíclica hostilidad al señalar que la historia parece repetirse como una farsa dirigida por liderazgos marcados por la egolatría.
Durante su intervención, Britto García comparó las pretensiones actuales con el bloqueo de 1902, al explicar que el fenómeno de la «proyección» define la retórica estadounidense contra el país. Sobre las acusaciones emitidas desde el gobierno norteamericano, el intelectual afirmó de manera tajante que «cuando Trump le dice ladrones a los venezolanos, lo que está revelando es que el ladrón es él; está viendo un espejo».
La discusión profundizó el valor estratégico de Venezuela en el contexto geopolítico global, por lo que el escritor advirtió que el mundo se enfrenta a las últimas décadas de energía fósil y que la supervivencia del modelo estadounidense depende de recursos ajenos.
«A Estados Unidos le quedan seis años de petróleo; ellos están como un drogómano desesperado», considera Britto García al tiempo que añadió que el asalto a tanqueros y el robo descarado de bienes venezolanos es una forma moderna de piratería que busca evitar el pago de precios justos por un recurso que consideran vital para su hegemonía.
Respecto a la postura de Venezuela, resaltó que a diferencia de principios del siglo XX, existe hoy una mayor conciencia nacional y una unidad de sectores políticos en defensa de la dignidad del país. Por lo que aseveró que esta resistencia es lo que, convierte a Venezuela en el «hueso duro de roer» frente a un imperio que, en palabras citadas de Atilio Borón, librará en América Latina sus últimas batallas por una hegemonía que se desvanece en el resto del mundo.
Por su parte, el profesor Ángel Tortolero Leal sostuvo que el imperialismo ha mantenido una constante de desconocimiento hacia la independencia venezolana desde el siglo XIX. Además, resaltó que el escenario actual muestra a un Occidente en declive frente al surgimiento de nuevas estructuras de relación internacional como los BRICS, lo que empuja a Washington a refugiarse en su antiguo concepto de «patio trasero».
Tortolero enfatizó que las pretensiones de control sobre el Golfo de México o el Caribe son expresiones de una política dirigida por corporaciones que ven en la soberanía venezolana un obstáculo insalvable.
Del mismo modo, subrayó que el destino de las próximas cinco décadas de energía global depende de lo que ocurra en el subsuelo de Venezuela.
Los expertos coincidieron en que, tras las declaraciones de Washington sobre la propiedad del crudo venezolano, se esconde una desesperación estratégica por el control de la mayor reserva de hidrocarburos del planeta ante el agotamiento de los recursos energéticos propios del país norteamericano.
